Dos y dos son cuatro

Temas acerca de todo lo inentendible y lo entendible

luisatounamuna

sábado, junio 10, 2006

LA HISTORIA I

La Historia es una secuencia de cambios. Cambios cíclicos; de manera que los pasajes vuelven una y otra vez, repitiéndose en un ritornello que concuerda (también en el ámbito de los comportamientos humanos) con la uniformidad de la naturaleza. Pero, cada vuelta, cada más de lo mismo, aporta matices que, lentamente (dilatándose en el tiempo) o bruscamente (en hechos puntuales de ruptura) hacen que la historia avance penetrada de diversidad. Y aquí radica la clave del progreso; de la pugna permanente contra el estancamiento conservador; de la lucha (en el mundo de la cultura) por crear nuevos saberes y (en el de la política) por abolir los privilegios que comportan situaciones de injusticia (comparativa y real) para una mayoría de los ciudadanos. Y ¿quién cambia la historia? No hace falta ser muy perspicaz para percatarse de que hasta ahora (y no parece que vaya a dejar de ser así) sólo el poder (operando de arriba abajo) y las revoluciones (obrando en sentido contrario) han sido los responsables rituales de los cambios.
Mis charlas con Pedro en su Figón de la Prospe, me dan carrete diario para reflexionar sobre la historia política actual de España; y me llevan a una certeza: la imposibilidad de entendimiento entre la derecha (muy, muy) de Rajoy y sus mosqueteros y la izquierda (más bien tibia) de JMR Zapatero. Todos ellos flacos (cada uno en su propio interés) en memoria histórica. Mi amigo Pedro, joven avispado que oye con deleite la COPE y abomina del Presidente, me sirve (a mí que escoro a babor) de excelente piedra de toque. Pedro es como un espejo que refleja con fidelidad virtual los decires de D. Federico Jimenez. Ls. Y oírle a él (a Pedro) es como oír a cualquier fervoroso votante del PP; o como leer a uno u otro de quienes escriben en EL MUNDO o en LA RAZÓN. Repite su misma cantinela. [La contraria, la cantinela de la izquierda, me la sé bien porque a ella soy propenso]
Tal y como he publicado en EL ADELANTO de Salamanca, hago ver a Pedro mi coincidencia con él ante el horror de las casi ochocientas víctimas de ETA; y él sonríe. Pero cuando le pido que se acuerde del millón de muertos que costó a España la broma de la atroz Guerra Civil (el Glorioso Movimiento del bando Nacional) se le hiela la sonrisa. Y sólo relaja la mueca para argüir: “Bueno, pero de eso hace ya muchos años. Estamos hablando de lo que pasa hoy”. Ah, ¿sí?, le digo; o sea que, según tú, debería contar únicamente el que ETA ya no mata (o no mata desde hace más de tres años) limitándose a extorsionar a los adinerados de Euskalherría y a poner algún que otro petardo poco potente. Según eso, insisto, ¿tendríamos que atenernos a lo de hoy, olvidando los asesinatos y las otras víctimas de hace ya más de tres años?... Atrapado por su propio argumento, sin saber que contestar, nervioso, Pedro vacila y lo que pone entonces es una ambigua sonrisa de conejo. Algo parecido al mirar para otro lado de Zapatero cuando, empeñado en lograr “su paz” al precio que sea, hace oídos sordos al ruido de las bombas de baja intensidad. Cada cual elude lo que le interesa eludir. E intenta revivir los recuerdos de las felonías perpetradas por el bando contrario siendo los dos bandos reos de los mismos delitos. Cuando la derecha intenta hacer responsable de la Guerra Civil a la República, la izquierda persiste en su afán de encontrar dónde yacen sus muertos para rescatarlos del olvido. Pero no es justo apelar a la memoria histórica (como hace la derecha) para descalificar las maldades (que las hubo) de una República legalmente constituida, y silenciar lo que ocurrió entre el 1 de abril de 1939 y el 20 (?) de noviembre de 1975 (las vivencias, que todavía me acucian, de entre mis 16 y mis 52 años)

1 Comments:

Blogger luisatounamuna said...

Eso... Eso... Pero eso, sabio amigo, (a quien agradezco que hayas reparado en mis palabras y las hayas comentado brillantemente) eso, digo, no deja de ser un punto de vista tan lleno de escepticismo como el mío propio. Pero no lo lleves a esos extrenos, coño. Que algo sabemos. Al menos a datar datos arqueológicos pretéritos con la ayuda del carbono 14 [o algunos hechos de los que consta memoria lapidaria]
Salud

8:21 p. m.  

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